Friday, December 4, 2009

Con las botas puestas y de cara al sol



Pocas personas lo saben, o nunca he tenido chance de contarles la historia, en su totalidad, pero mucho antes de tomar la decisión final de meterme a la ESEN, yo me estaba debatiendo entre seguir un sueño mío desde que era pequeño...ser soldado. Los primeros 4 años de mi vida los viví siguiendo a mi papá al Ministerio de Defensa, a la base aérea de Ilopango y a otros destacamentos militares, y desde que vi a aquellos hombres, humildes, pero seguros, valientes, pero disciplinados, me dije en mi mente de niño "¡ese voy a ser yo!"

El sueño de niño, eventualmente, se transformó en entrenamiento de artes marciales, cursos en de tiro, paintball, entrenamiento de condición física, etc y en aquella meta de poder llegar a vestirme con un uniforme de gala y caminar, con mi pecho y mi mirada en alto, mientras sostenía mi sable de oficial en mi mano derecha. A mi corta edad de 15 años me había devorado miles del libros y literatura sobre estrategia e historia militar, mi mente de joven se había convertido en esta máquina calculadora y racional.

"Con las botas y de cara al sol" me decía a mi mismo, y más o menos un año antes de graduarme comencé a buscar la manera de conseguir vivir mi sueño y de prepararme, física y mentalmente, para sobrevivir todo lo que me habría de sobrevenir. Entonces, llegué a dos opciones, la Academia Militar de West Point o ingresar al Marine Corps, hacer un año de servicio, obtener mi Green Card y meterme a la Academia Naval en Annapolis. Después de considerar los puntos a favor y en contra de cada opción, llegué a una decisión...

Poco a poco, el entrenamiento se convirtió en una meta, pues me había decidido:quería ser Marine. Verán, existe un toque mágico en las frases "Semper Fidelis" (siempre fiel), Servare Vitas ("save lives") y sic vis pacum parabellum (if you want peace prepare for war) y del opresso liber (to liberate the opressed), que sólo aquellas personas que hemos tenido la dicha de vivir cerca de militares podemos entender, además de ellos mismos. La mística de lo que contienen esas palabras es que la vida del soldado se convierte en una existencia fiel a salvar vidas, luchar por la paz y ayudar a aquellos que necesiten de su ayuda, aunque le llegue a costar la vida. Es exactamente, ese sentimiento, el que forjó mis sueños de ser una persona valiente y al servicio de lo más débiles, brindándoles defensa y protección. Entonces, mi mente me llevó a buscar aquella carrera que me garantizaría poder cumplir con esos anhelos, al estar impregnada de ellos. Y ese fue el otro sueño que identifiqué como un medio para el primero.

Al ver el video que está al principio del blog, un commercial de reclutamiento de los Marines me recordé de todos esos sueños y, les confieso, me sentí nostálgico. Y me puse a pensar, que yo a Dios sólo le pedí que me los concediera, pero El tiene su manera perfecta de hacerlos realidad, muy diferente a la que yo me imaginaba y esperaba.

Yo anhelaba ese uniforme tan hermoso, anhelaba los uniformes de combate, anhelaba mi propio fusil, anhelaba a mi pelotón de soldados y anhelaba ser ese militar ,
que por la sangre de soldado que corre por mis venas, sé que hubiese llegado a ser. Por eso, muchas veces, me escapo a llorar cuando veo esos comerciales, porque parte de mi todavía anhela vestirse con el uniforme de Marine. Pero no se sabe si mi tonto sueño de marchar con mi fusil y mis botas, algún día se volverá realidad por obra del Altisimo; o si mis otros sueños, me los concederá Dios de otra manera. ¿Será que por eso me ha dado aptitudes muy acentuadas para Derecho Penal y Derecho Constitucional? ¿Será que defenderé al indefenso, protegeré a mis valores y principios y liberaré al oprimido siendo un defensor de la Justicia? Cada día me convenzo que Dios tiene un mejor plan para mi, algo que se parece muchisimo a mi antiguo sueño, solo que es algo "bueno, [perfecto] y agradable".

Seré, entonces, siempre ese soldado, sólo que hoy mi fusil es la ley, mi Ejercito, el de Cristo, mi Comandante, Dios y mi misión, el Servicio, para con Dios y mi prójimo, y la Justicia. Con las botas puestas y de cara al sol.

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